Afirmar esto nos enfrenta problemas ya que, por ejemplo, la novela histórica también presenta o debería presentar el rasgo de que es documentable (y entonces el término de "novela" sobraría). En muchos casos se da la circustancia de que el autor no se ha documentado lo suficiente.
Un ejemplo: en el libro "Copérnico" de John Banville se cuenta la vida en clave de novela histórica de este astrónomo. Pues bien, en la exposición de libros de Astronomía que se organizó el pasado otoño en la biblioteca histórica "Marqués de Valdecilla" se habla de unas tablas astronómicas de Alfonso X el Sabio de Castilla. Dichas tablas fueron la base para la mayoría de tablas y de efemérides astronómicas hasta el siglo XVII. Además, al hablar de "De revolutionibus orbium coelestium", la obra más importante de Copérnico, el catálogo de la exposición nos dice que compró un ejemplar de la segunda edición impresa de las tablas alfonsinas. La posesión de estas tablas le pemitiría comparar las posiciones de los planetas que predecían dichas tablas con las resultantes de aplicar su teoría heliocentrista. Meción que nunca aparece en la novela histórica que he mencionado antes a pesar de que sirvieron para confirmar que su teoría era mejor que la vigente hasta entonces.
En otros casos puede pasar, como en el caso de las obras de divulgación científica, que las teorías que se dan por ciertas sean sustituidas por otras que se adaptan mejor a las observaciones al cabo de unos pocos años, o que aparezcan teorías que al autor le parezcan geniales, pero con las que el resto de la comunidad científica no esté tan de acuerdo.
Ello nos debería llevar a pensar en hasta qué punto debemos de creer en lo que leemos o debemos cotejarlo con otras fuentes y preguntarnos que podría hacer el documentalista para poder solucionar este problema.
Ruth Mª Ortega García
Ruth, es una cuestión interesante la que planteas sobre la novela histórica: ¿hasta qué punto se la puede considerar ficcional si todo autor del género basa su obra en un trabajo extenso de documentación? Nos hemos encontrado en el curso de las clases con cuestiones parecidas, de díficl solución, para que veamos que la orientación a la lectura es todo un arte en el que las respuestas pre-cocinadas no valen...
ResponderEliminarEn realidad, esta es la diferencia entre una novela histórica y una biografía o un ensayo histórico: en la novela, el autor se permite una serie de licencias, alterando los hechos históricos según le convenga para que su ficción resulte más interesante. Por eso realmente este género no puede considerarse literatura no ficcional. Tiene una base de hechos documentables, pero entremezclados con pura ficción y con hechos deformados.
ResponderEliminarEsto tampoco es criticable, siempre que el lector entienda que se trata de una novela, no de un ensayo, y que no puede pretender aprender Historia con este tipo de libros.
Al fin y al cabo, como decía Alejandro Dumas (padre), "He violado la Historia pero le he engendrado hermosos hijos".