En un edificio parisino de familias acomodadas viven René y Paloma. La primera es la portera del edificio y la segunda una de las inquilinas. Paloma tiene tan solo doce años. Las dos ocultan al mundo una inteligencia extraordinaria. En su afán de no ser descubiertas llevan una vida solitaria y sumida en la desesperanza. Repentinamente uno de los pisos cambia de dueño, el señor Kakuro será la persona que una estas dos almas, las invite a redescubrir el mundo y a quererse tal y como son.
Aunque el argumento es maravilloso, Muriel Barbery, deja su sello de profesora de filosofía con, a mi gusto, muchos capítulos dedicados a reflexiones tan profundas que me hicieron demasiado pesado el libro. No olvidemos que a mí personalmente me gusta leer novela sencilla para evadirme en los ratos mas relajantes que tengo durante el día, los trayectos en metro.
Por todo esto, y pensando en los lectores de metro que comparten mis gustos, voy a decir algo que nunca creí que diría: "recomiendo la película antes que el libro porque se ajusta a los detalles importantes de esta historia".
Pd: Confieso que me compré este libro por lo preciosa de la portada. ¡¡Es chulísima!!