Algunos de vosotros habréis oído hablar de ellos.
Aparecieron por primera vez los días 7 y 8 de Junio de 2008 en la Feria del Libro de Madrid. Yo misma recuerdo haber pasado por delante de una de las casetas y ver una pecera con algunos libros metidos dentro como si fueran peces. Me acerqué movida por la curiosidad y lo que vi me hizo poner una sonrisa.
¡De verdad eran libros! Me quedé mirándolos un buen rato hasta que leí el cartelito que los llamaba “libros acuáticos”. Quise saber más y esto es lo que encontré:
Aparecieron por primera vez los días 7 y 8 de Junio de 2008 en la Feria del Libro de Madrid. Yo misma recuerdo haber pasado por delante de una de las casetas y ver una pecera con algunos libros metidos dentro como si fueran peces. Me acerqué movida por la curiosidad y lo que vi me hizo poner una sonrisa.
¡De verdad eran libros! Me quedé mirándolos un buen rato hasta que leí el cartelito que los llamaba “libros acuáticos”. Quise saber más y esto es lo que encontré:
Los libros acuáticos son unos libros que tienen en las páginas una película impermeable que permite que puedan llevarse a la playa o a la piscina y no se estropeen. Están cosidos con hilo vegetal y encuadernados en una materia que no permite que se deterioren al contacto con el agua.
La editorial que los ha creado es punto de lectura.
Pongo un video de la feria del libro contando un poco sobre los libros acuáticos:
En origen, los primeros títulos disponibles en formato libro acuático fueron:
Sabor a chocolate, de José Carlos Carmona; El desorden de tu nombre, de Juan José Millás; Nuestra incierta vida normal, de Luis Rojas Marcos; Malinche, de Laura Esquivel; Frases célebres de niños, de Pablo Motos; ¿Cada cuánto hay que echar a lavar un pijama?, de Luis Piedrahita; y Psiquiatras, psicólogos y otros enfermos, de Rodrigo Muñoz Avia. Estos libros tienen aproximadamente 200 páginas.
Tras toda esta explicación, sin embargo, habría de comentar que el “libro acuático” no es completamente una novedad.
Antes de que saliera a la venta este nuevo formato de libro para adultos, existía ya un formato parecido para niños.
Me estoy refiriendo a esos pequeños libros de apenas 3 o 4 paginas que eran impermeables para que el niño o niña pequeños pudieran entretenerse en la bañera.
En estos “libros” se contaban los cuentos clásicos como:
Peter Pan, Caperucita Roja, La Cenicienta, etc. que facilitaban enormemente el trabajo de los padres en conseguir que sus hijos se bañaran.
Terminaré diciendo que, a pesar de que apenas son conocidos y que con los nuevos formatos de libro, como el e- book, probablemente queden relegados a un segundo puesto en las preferencias de los usuarios,;el libro acuático sigue siendo un importante avance en la búsqueda de una mayor difusión de la lectura.
Espero que con esto haya conseguido al menos que os intereséis por otro tipo de lectura alternativa.
Nota: soy Esther Díaz, perdón, que al final aparece mi apodo en vez de mi nombre.
Los libros acuáticos parecen demostrar que hay margen para la innovación incluso para algo con tanta tradición e historia como el libro. Y como dice Esther, no se puede infravalorar su potencial en la promoción de la lectura.
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