domingo, 25 de abril de 2010

Comportamientos lectores: ¿por qué leemos?

Es una muy buena pregunta. Parece mentira pero, tras varios años en esta facultad, nadie, o muy poca gente, nos ha planteado esta cuestión. Desde que entramos por las puertas de la antigua escuela queda muy clara la importancia de nuestra profesión. “Sois quienes difundiréis la información, quienes facilitaréis los datos que otras personas os pidan, quienes rellenaréis los vacíos informativos, sus lagunas no serán tales tras haberos consultado”. Todo esto está muy bien, pero me suena un poco mecánico, falto de sentido, vacío de significado.

Regresemos a 1º por un momento. Creo recordar que fue en Organización de bibliotecas donde se nos mostraban las diferentes bibliotecas que existían. Y creo recordar también que la biblioteca por excelencia era, y es, la biblioteca pública. Es la biblioteca para el común de los mortales. Bien, daros una vuelta por alguna. Mi experiencia me muestra que la mayoría de los usuarios, aparte de pasar un rato agradable, buscan una lectura que no satisfaga una apremiante necesidad informativa, los requisitos que plantean a la biblioteca y a su personal van por otros derroteros. La lectura por la lectura es su principal motivación.

Bueno dos párrafos ya y no hemos abordado aún la pregunta que nos reúne aquí. ¿Por qué leemos? Todo lo que expondré a continuación son meras elucubraciones, basadas en mi experiencia personal y en la observación. Yo me inicié con los cómics, algo clásico, Mortadelo y Filemón, Zipi y Zape y similares. Rápidamente a libros clásicos juveniles (Los Hollister, Los Cinco...) iniciándome en la lectura “adulta” con Ágatha Christie y Stephen King. A partir de ahí, un mundo, un universo, todo por descubrir. Esa es mi evolución, cada uno tendrá la suya propia y guardará dentro de su alma lectora aquellas lecturas que le cautivaron y que le marcaron el camino a seguir, la senda que todavía hoy recorremos, cuyo final, afortunadamente, está lejos de nuestro alcance por la enorme cantidad de posibilidades de las que disponemos.
No te enrolles, Ricardo.

A lo que íbamos. El ser humano es social por naturaleza, tiene necesidades sociales. Entre ellas la de la comunicación. Necesitamos transmitir lo que bulle en nuestro interior. No se si voy a ser capaz de transmitir la idea. Tomemos un ejemplo literario. En “El clan del oso cavernario” nos explican un ritual tipo chamánico donde los miembros de la tribu, a base de alucinógenos y ritos planificados, alcanzan un estado de unión entre sus mentes, donde almacenan su historia, los hechos destacados y consultan a los ancestros. Pues, la lectura, para mí, es algo similar. Es un estado común a todos. Podemos acceder sin problema alguno y entrar en la comunidad de conocimientos de todos. Podemos coger lo que queramos y aportar lo que podamos. Es la forma que tiene el ser humano de estar en contacto con sus iguales.

Pero hay algo más. Es la única forma de traspasar nuestro destino. Somos finitos, nuestra vidas tienen un fin. Y otro de los deseos del ser humano es trascender, ser recordado una vez que ya no estemos entre los mortales. Por eso intentas trasmitir lo mejor de ti mismo, por eso el resto lo sigue con voracidad, conscientes de la intención del autor. Por eso un buen libro siempre te puede trasmitir algo, da igual cual sea tu estado de ánimo concreto. Si lo relees pasados los años, te probablemente te dará algo diferente.

La lectura, con el mensaje oculto que solo ve cada diferente lector, te modela y te hace consciente de lo que te rodea, para bien o para mal, te aporta algo sobre lo que pensar, los libros, como dice Auster en boca de uno de sus personajes “obligan a dar algo a cambio, a utilizar la inteligencia y la imaginación”. Puedes ser el más solitario de los mortales, pero si lees, estarás en comunidad y te mantendrás despierto, alerta.

O tal vez simplemente leemos porque nos hace pasar un buen rato, ¿no?

3 comentarios:

  1. Me encantó, Ricardo. Estoy escribiendo sobre esta cuestion hace unos años y coincido absolutamente.
    desde Argentina,
    Fernanda

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  2. Efectivamente las preguntas que se suelen poner sobre la lectura van más del cuánto y del qué que del por qué. Será porque sería difícil contestar a la pregunta del por qué leemos, o porque las respuestas serían tantas como los libros que leemos o las circunstancias en las que los leemos, o porque, como parece sugerir Ricardo, la respuesta es tan simple como que la lectura nos hace pasar un buen rato. Pues sí, como venimos diciendo desde hace tiempo, al final la lectura es más una cuestión de gustos y “apetitos” que de educación, por lo menos la que hacemos en nuestro tiempo libre. Sin olvidar, claro está que a ciertos hábitos lectores corresponde una mejor formación…

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  3. Pedro Laín Entralgo explicó esto distinguiendo entre tres tipos de lectura:

    - Lectura diversiva, "la que divierte al que lee". Si bien, "en principio, cualquier lectura puede divertir; todo depende de quién lee y de cuándo se lee. [...] Esa diversión puede adoptar [...] cuatro formas principales: la transmutación imaginaria, el enriquecimiento del espíritu, la afirmación de sí mismo y la depuración de la propia existencia o catarsis".

    - Lectura convivencial: "Si leer es entrar en coloquio con el autor de lo leído [...] todo lector se ve [...] en el trance de ejercitar un acto de convivencia [...] Hay, sin embargo, lecturas inmediata y formalmente convivenciales, textos escritos frente a los cuales el objeto propio lector es la convivencia personal con la huella de un hombre determinado y concreto".

    - Lectura perfectiva: "El hombre, escultor de su existencia, puede usar y usa de hecho la lectura para ir acercándose más y más al proyecto que tiene de sí mismo. [...] Tres son las vías principales de la autoedificación lectiva: el saber, la belleza y el amor".


    Fuente: "Notas para una teoría de la lectura". En: LAÍN ENTRALGO, Pedro. "La aventura de leer". Madrid: Espasa-Calpe, 1956. Pp. 197 - 213

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